
Recuerdo cuando niño
las interminables siestas
las burras allá en la cuesta
mirando con un guiño.
Recuerdo allí en la mesa
aquel artilugio con orejas
aquella piel suave y tersa
de color carne o de tejas.
¡Agua fresca!. Valga Dios
de este invento del Señor
que muchos hombres veneraron
como un pueblo a su patrón.
¡Vaya un nombre!, nombre pijo
que te puso tu creador,
todo un galán, todo un señor,
¡de aquí p´adelante serás Botijo!.
Contigo iban a las eras
los hombres del campo, de la Tierra
pasabas días y semanas enteras
al laito suyo, al laito de su vera.
Dichoso artilugio bendito
hecho estás con las manos,
das de beber al rey y al villano,
¡hasta te visten como a un señorito!.
Dichoso artilugio empolvado,
tal vez en un rincón olvidado
tu piel tersa aún no ha cambiado
esperas paciente y cuitado
las interminables siestas
las burras allá en la cuesta
mirando con un guiño.
Recuerdo allí en la mesa
aquel artilugio con orejas
aquella piel suave y tersa
de color carne o de tejas.
¡Agua fresca!. Valga Dios
de este invento del Señor
que muchos hombres veneraron
como un pueblo a su patrón.
¡Vaya un nombre!, nombre pijo
que te puso tu creador,
todo un galán, todo un señor,
¡de aquí p´adelante serás Botijo!.
Contigo iban a las eras
los hombres del campo, de la Tierra
pasabas días y semanas enteras
al laito suyo, al laito de su vera.
Dichoso artilugio bendito
hecho estás con las manos,
das de beber al rey y al villano,
¡hasta te visten como a un señorito!.
Dichoso artilugio empolvado,
tal vez en un rincón olvidado
tu piel tersa aún no ha cambiado
esperas paciente y cuitado
1 comentario:
Probando el primer jachazo
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